5 de noviembre de 2013

Análisis: Mutant Mudds


Tengo que decir que el género de las plataformas es uno de mis favoritos desde que descubrí este hobby hace años y la verdad es que siempre me ha parecido asombroso la cantidad de juegos de plataformas que había y con el “fenómeno” indie se ha vuelto un poco de moda. También he de admitir que puedo llegar a ser algo torpe, o mucho, pero aún así es un género que disfruto mucho. Mutant Mudds me llegó un poco de casualidad en una oferta de GoG y me atrajo un poco su propuesta pero realmente poco sabía de él en el momento de su compra aunque eso ya no importa, llegó el momento de instalarlo y jugarlo.

Nos encontramos ante un planteamiento clásico en los juegos de plataformas donde nuestro personaje, Max, estaba jugando con su consola tranquilamente mientras que su abuelo estaba cerca jugando también con su consola portátil. En ese momento es cuando un meteorito cae y en las noticias hay una grave noticia, hay una invasión “muddy” pero tranquilos porque Max hará uso de su pistola de agua y su jetpack y destruirá a los Mutant Mudds. Lo demás, como suele decirse, es historia y poco más podemos esperar hasta llegar al final pero claro, el argumento no es el fuerte de este juego.

Nuestro personaje posee una pistola de agua con un alcance limitado y un jetpack con el que podremos volar durante cortos periodos de tiempo y que se recargará casi instantáneamente al volver a tocar el suelo. Ambos objetos se pueden mejorar por un número de estrellas, nuestras monedas de cambio, haciendo que disparemos mucho más lejos, el combustible de nuestro jetpack sea el doble, y por lo cual podamos volar el doble de tiempo, o podamos saltar de forma vertical mucho más alto pero he aquí la gran decisión, y es que estas 3 mejoras no pueden ser simultáneas así que deberemos elegir una u otra dependiendo de nuestro objetivos en el escenario seleccionado.

Los escenarios podremos hacerlos al azar aunque se irán desbloqueando por mundo y teniendo que recoger en cada una de las fases existente las estrellas que existen, 100 por fase, y además de estas estrellas como moneda de cambio, que son únicas y si nos pasamos una fase y volvemos a realizarla solo estarán las que no hayamos recogido, solo nos quedará una enorme gema estrellada que es siempre el final de la fase y cuyo número, 40, corresponde al número de fases, siendo imprescindible recogerlas todas para superar el juego. Cada fase consta de gran cantidad de obstáculos como buen plataformas que es, teniendo que superarlos con la ayuda de nuestro jetpack mientras que nuestros enemigos nos hostigan para que fracasemos en nuestro intento de conseguir las gemas estrelladas y poder destruirlos. Un detalle, que es lo más destacable del juego, son los distintos niveles en cada fase existiendo 3, el normal, uno mucho más alejado que normalmente es el fondo de las fases y por último uno muy cercano, casi “tocando la pantalla” de nuestro ordenador donde podemos ver con detalle cada pixel que conforman tanto a nuestro protagonista como al entorno y los enemigos. Por último tengo que comentar que en cada fase existen otras 2, de difícil acceso y solo posible con las mejoras específicas para cada una y que son imprescindibles su superación si así queremos acabar el juego.

Como veis, la cantidad de fases, unas 40, con sus secretos y particularidades, son unos 5 mundos, hacen que la diversidad esté asegurada así como la dificultad, muchas veces bastante elevada, que hará que nuestros nervios y reflejos se pongan a prueba. Si no fuera poco todo esto contrarreloj, añadiendo una presión adicional o un modo de juego más si es nuestro objetivo intentar hacer la pantalla en el menor tiempo posible para así registrar el tiempo en un clasificación mundial.

Si miramos ya a la parte técnica, gráficamente estamos ante un juego pixelado y con un apartado artístico bello, dando en cierto modo la impresión de un juego infantil, y con el detalle de los distintos niveles de profundidad en los escenarios hace que estamos ante un juego que gusta de ser jugado mientras escuchamos una banda sonora que no destaca por ella misma pero si nos acompaña de una forma acertada no molestando en ningún momento.

Puedo decir que estamos ante un buen juego de plataformas que es complicado y largo a parte iguales, tal vez se descompensa un poco la dificultad en ciertos momentos pues podemos encontrarnos con fases endemoniadas mientras que la siguiente es demasiado fácil, aunque también es un recurso que usado de forma acertada tanto en este caso como en otros, Thomas Was Alone es el que más rápido se me viene a la cabeza, y al final uno disfruta, y mucho, de un plataforma como este que exige y divierte. Tal vez no sea, a nivel personal, el plataforma que pueda destacar más actualmente pero si es verdad que merece probarlo.

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