29 de septiembre de 2012

La tecnología y su huella ecológica


¿Qué es la huella ecológica?

La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos necesarios para generar los recursos necesarios y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. La medida puede realizarse a muy diferentes escalas: individuo, poblaciones, comunidades. El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.

La tecnología y el medio ambiente.

El éxito del Ser Humano como especie en la Tierra esta directamente relacionado con la tecnología. No pensemos en máquinas electrónicas o movidas por combustibles fósiles, sino en una simple piedra tallada, eso ya es tecnología. Con el paso del tiempo fue haciéndose más compleja y a la vez necesitó más recursos naturales para poder ser creada, por ejemplo: realizar una lanza con una punta de piedra tendría un huella ecológica mínima, mientras que la creación de un teléfono móvil ya posee una huella ecológica mucho mayor.

Esto, además, se ve potenciado por los niveles de población y el transporte y distribución a nivel planetario.

A su vez, los avances tecnológicos intentan minimizar esa huella ecológica con el descubrimiento de nuevos materiales mas eficientes, disminución de costes energéticos o menor uso de materiales muy contaminantes. También hay que pensar que el uso de dispositivos electrónicos o de descargas digitales (aplicaciones, literatura, contenidos audiovisuales y juegos) incide directamente al disminuir soportes físicos como son papel o discos y por lo cual ayuda al medio ambiente. El problema de ambas mejoras es que los avances tecnológicos tienen que ser rentables, lo que esta directamente relacionado con la velocidad en la que se estudie, y que actualmente los antiguos soportes físicos y nichos de negocios se niegan a desaparecer lastrando estos avances.

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Y después de su vida útil ¿qué ocurre?. Bien, el camino que se puede seguir con la tecnología que acaba en la basura es distinto y dispar.

Por un lado tenemos el reciclaje, una forma de tratar los residuos donde se les da nueva vida. Por ejemplo, minimizar la extracción de metales de las minas, que suelen ser de cielo abierto para este tipo de materiales y constituyen un gran impacto medio ambiental o también un menor coste energético global para que esos materiales lleguen a nuestras manos transformados.



Por otro lado tenemos la parte triste, actualmente la anterior forma de “muerte” para nuestros dispositivos electrónicos es la menor usada sustituyéndose por el transporte de la basura tecnológica a países del Tercer Mundo. En otras palabras, estos países, mayoritariamente africanos, son los nuevos basureros del Primer Mundo y su alta tecnología. Miles de barcos al año llegan cargados de nuestros aparatos electrónicos para dejarlos en sus tierras sin ningún tipo de escrúpulo. Es algo poco visto en televisión, no conviene que se sepa que de los 47 millones de Iphone 4 vendido en 2010, solo el 10% será reciclado mientras que el otro 90% será depositado en tierras de países terceros como basura y todo lo que conlleva (sustancias tóxicas de las baterías como ácidos y metales liberados, perdida de materias como los semiconductores de los procesadores, etc).

¿Cuál es la solución?

Hay muchas soluciones, algunas complicadas de llevarse a cabo por se a corto plazo un gasto de dinero que la actual filosofía de las empresas no están dispuestas ha realizar y otras tan fáciles como nosotros, los consumidores, que en último término somos los que mandamos.

Las empresas están haciendo su parte poco a poco, algunas mejor y otras peor, ya que como antes comente el avance tecnológico puede hacer que se necesiten menos materiales para construir los dispositivos electrónicos. Un ejemplo es Apple que con sus dispositivos delgados y sus envoltorios minimalistas, tiene que usar menos materias primas. Pero Apple no solo está haciendo esfuerzos por propia iniciativa, sino por la presión de grupos ecologistas y por nosotros mismos, ya que el auge del ecologismo en los países del Primer Mundo hace que veamos con mejores ojos empresas cada vez más limpias que otras más contaminantes.

Otra pieza del puzzle son los gobiernos. Estos son los que pueden favorecer el reciclaje con ayudas a la industria para instalarse en ese nicho económico muy poco usado o para que sus empresas sean lo más limpias posibles.

Pero queramos o no, SIEMPRE, nosotros somos los que tenemos la última palabra y más importante. Nosotros somos los que podemos dejar de comprar X dispositivo de Y empresa si esta no mejora a nivel medio ambiental, nosotros somos los que podemos, y debemos, exigir a nuestros gobiernos que se apueste por el reciclaje y no por usar de vertederos a países pobres. Tenemos el poder de decidir usar nuestros dispositivos todo su tiempo de vida útil posible y no solo unos meses hasta que salga el nuevo modelo.

Recordemos una cosa, siempre habrá móviles, juegos, ordenadores o tabletas, pero Tierra solo hay una.


1 comentario:

  1. Y yo leyendo ayer los planes para "Terraformar" Marte. Los mataba yo a palos...

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